LA CERVEZA EN MÉXICO
Se tiene noticia que desde hace más de seis mil años ya se consumía cerveza. Los Sumerios elaboraban y la consumían en los márgenes de los ríos Tigris y Eufrates.
La historia dice que los babilonios heredaron de los sumerios el arte del cultivo de la tierra y la elaboración de la cerveza.
Un siglo antes de Jesucristo, Diodor Sículo escribió: "Se hace en Egipto, con cebada, una bebida llamada “zythum” y que por lo agradable de su color y su gusto cede muy poco al vino".
La bebida se mezclaba con frutos, preferiblemente dátiles, se endulzaba con miel y se perfumaba con canela.
Los fabricantes egipcios de cerveza eran exentos de prestar el servicio militar, y como parte de su paga, tanto los soldados como las autoridades, recibían cerveza.
En China se producía, hace más de cuatro mil años, una clase de cerveza llamada "Kiu", la cual se fabricaba basándose en cebada, trigo, espelta, mijo y arroz.
A México llego desde España dos décadas después de la caída de Tenochtitlán y se ha consolidado como uno de los grandes rasgos de nuestra cultura.
En el México prehispánico existían algunas bebidas, que, dentro de lo rudimentario de su preparación, tenían cierta similitud con la cerveza. Una de ellas era el tesgüino, llamado también tejuino o izquiate, "que es de un claro y lindo color ámbar, más denso que ligero, y que se bate con un molinillo antes de beberse para que levante gran espuma"; otra, el sendecho, que según el sabio Orozco y Berra era "semejante al bier de los antiguos germanos, sólo que éstos utilizaban la cebada en lugar del maíz", y del que aseguraban los cronistas que " daba al cuerpo vigor, quitaba males y no embriagaba".
Para el 6 de julio de 1542, el emperador Carlos V suscribió una Cédula que concedía a Alonso de Herrera el permiso para su establecimiento cervecero.
Dos años después, el 15 de mayo de 1544, Alonso de Herrera informó a Carlos V sobre el gran éxito obtenido por su empresa. Pagándole a su majestad la tercera parte de la producción de la cerveza (como estaba estipulado).
Es así como la verdadera producción cervecera de México comienza en el siglo XIX, a partir de 1825. Para 1845 la cerveza se preparaba con cebada y piloncillo; existían básicamente dos fábricas, la de Pila Seca, fundada por el suizo Bernhard Bolgard, y la de La Candelaria, propiedad del bávaro Federico Herzog.
En la última década del siglo XIX, proliferaron a nivel nacional modernas cervecerías con grandes inversiones de capital. Este período fue considerado el primer auge de la cerveza mexicana.
En 1889 el italiano Calixto Piazzini funda la Cervecería Piazzini. No obstante, un año después, traspasa los derechos que son adquiridos por Francisco Sada.
Así, para 1891, se funda la Cervecería Cuauhtémoc, en Monterrey, Nuevo León, a cargo de Isaac Garza, José A. Muguerza, Francisco Sada y el cervecero Joseph M Schnaider, originario de Saint Louis, Missouri. Agregándosele en 1894 cuatro pequeñas cervecerías en Orizaba, Veracruz: la Santa Elena, La Mexicana, La Azteca y La Inglesa; en 1896 la Cervecería de Sonora; y en 1900 la Cervecería del Pacífico.
En 1954 Grupo Modelo, empresa fundada en 1925, adquirió la cervecería. Esta empresa compra también la sinaloense Cervecería del Pacífico, fundada en el año de 1900.
La producción cervecera hizo a un lado el consumo del pulque, bebida milenaria que se consumía en México. A partir de los años veinte, el gobierno intentó erradicar al pulque porque lo suponía "embrutecedor", "antihigiénico". Se propuso beber cerveza, que en esa época no se consideraba del todo alcohólica. En las ciudades se anunciaba la cerveza como una "bebida familiar", "rigurosamente higiénica" y "moderna". Además, entre las clases medias, se animó a tomar cerveza con fines "alimenticios" y "terapéuticos".
A pesar de la fama mundial de cervezas como las holandesas y alemanas, formidables sin duda alguna, en estos mismos países se ha aceptado la superioridad de la cerveza mexicana, catalogada por varios como la mejor del mundo.
La historia dice que los babilonios heredaron de los sumerios el arte del cultivo de la tierra y la elaboración de la cerveza.
Un siglo antes de Jesucristo, Diodor Sículo escribió: "Se hace en Egipto, con cebada, una bebida llamada “zythum” y que por lo agradable de su color y su gusto cede muy poco al vino".
La bebida se mezclaba con frutos, preferiblemente dátiles, se endulzaba con miel y se perfumaba con canela.
Los fabricantes egipcios de cerveza eran exentos de prestar el servicio militar, y como parte de su paga, tanto los soldados como las autoridades, recibían cerveza.
En China se producía, hace más de cuatro mil años, una clase de cerveza llamada "Kiu", la cual se fabricaba basándose en cebada, trigo, espelta, mijo y arroz.
A México llego desde España dos décadas después de la caída de Tenochtitlán y se ha consolidado como uno de los grandes rasgos de nuestra cultura.
En el México prehispánico existían algunas bebidas, que, dentro de lo rudimentario de su preparación, tenían cierta similitud con la cerveza. Una de ellas era el tesgüino, llamado también tejuino o izquiate, "que es de un claro y lindo color ámbar, más denso que ligero, y que se bate con un molinillo antes de beberse para que levante gran espuma"; otra, el sendecho, que según el sabio Orozco y Berra era "semejante al bier de los antiguos germanos, sólo que éstos utilizaban la cebada en lugar del maíz", y del que aseguraban los cronistas que " daba al cuerpo vigor, quitaba males y no embriagaba".
Para el 6 de julio de 1542, el emperador Carlos V suscribió una Cédula que concedía a Alonso de Herrera el permiso para su establecimiento cervecero.
Dos años después, el 15 de mayo de 1544, Alonso de Herrera informó a Carlos V sobre el gran éxito obtenido por su empresa. Pagándole a su majestad la tercera parte de la producción de la cerveza (como estaba estipulado).
Es así como la verdadera producción cervecera de México comienza en el siglo XIX, a partir de 1825. Para 1845 la cerveza se preparaba con cebada y piloncillo; existían básicamente dos fábricas, la de Pila Seca, fundada por el suizo Bernhard Bolgard, y la de La Candelaria, propiedad del bávaro Federico Herzog.
En la última década del siglo XIX, proliferaron a nivel nacional modernas cervecerías con grandes inversiones de capital. Este período fue considerado el primer auge de la cerveza mexicana.
En 1889 el italiano Calixto Piazzini funda la Cervecería Piazzini. No obstante, un año después, traspasa los derechos que son adquiridos por Francisco Sada.
Así, para 1891, se funda la Cervecería Cuauhtémoc, en Monterrey, Nuevo León, a cargo de Isaac Garza, José A. Muguerza, Francisco Sada y el cervecero Joseph M Schnaider, originario de Saint Louis, Missouri. Agregándosele en 1894 cuatro pequeñas cervecerías en Orizaba, Veracruz: la Santa Elena, La Mexicana, La Azteca y La Inglesa; en 1896 la Cervecería de Sonora; y en 1900 la Cervecería del Pacífico.
En 1954 Grupo Modelo, empresa fundada en 1925, adquirió la cervecería. Esta empresa compra también la sinaloense Cervecería del Pacífico, fundada en el año de 1900.
La producción cervecera hizo a un lado el consumo del pulque, bebida milenaria que se consumía en México. A partir de los años veinte, el gobierno intentó erradicar al pulque porque lo suponía "embrutecedor", "antihigiénico". Se propuso beber cerveza, que en esa época no se consideraba del todo alcohólica. En las ciudades se anunciaba la cerveza como una "bebida familiar", "rigurosamente higiénica" y "moderna". Además, entre las clases medias, se animó a tomar cerveza con fines "alimenticios" y "terapéuticos".
A pesar de la fama mundial de cervezas como las holandesas y alemanas, formidables sin duda alguna, en estos mismos países se ha aceptado la superioridad de la cerveza mexicana, catalogada por varios como la mejor del mundo.
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México 2007 ©
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